José Maria Rozada (Entre la docencia y la literatura)



                                                                   José Maria Rozada

Biografía del autor:

José Maria Rozada, maestro y licenciado en Geografía y profesor en los departamentosde Geografía (1979-1987) y Ciencias de la Educación (1990-2008) de la Universidad deOviedo. Asesor de Formación Permanente en el centro de Profesores de Oviedo (1987-2001)miembro de Fedicaria-Asturias y cofundador de la Plataforma Asturiana de EducaciónCrítica.
Introducción:
En este libro Rozada reunió las más importantes de sus publicaciones y cita varias obrasque hablan de cada uno de los temas planteados. Es más bien una guía para orientar el trabajo de los profesores, para que se formen permanentemente. Se dirige a los docentesque imparten conocimientos de lo social en todos los niveles obligatorios del sistemaeducativo.Está enfocado desde una perspectiva crítica que, entre otras cosas, rechaza el enfoquetécnico de la enseñanza en que se dio en el proceso de reformas que sucedieron enEspaña durante el periodo democrático.
Comentario del libro:
Al analizar los dos primeros temas interpreto que Rozada hace referencia a los factoresque operan en las instituciones educativas, que de alguna manera no permiten a losdocentes despojarse de la rutina que implican los paradigmas educativos establecidosdesde hace mucho tiempo. Siendo que a pesar de ello las instituciones aun losmantienen apegados a sus sistemas o currículum, como lo llama Rozada.


            José Maria Rozada bilaketarekin bat datozen irudiak

                                       José Maria Rozada,en una  charla
                                                     

Miguel Esteban-- ¿Podría usted contarnos un poco de su vida y actividad literaria?

José Maria Rozada--Algo puedo decir, pero solo si entendemos la actividad literaria en su sentido más amplio, que viene a ser el recurso a la escritura para expresarse.
Mi defensa de la actividad de escribir como recurso supremo de racionalización del trabajo surge en mis años de Facultad a finales de los 70 y comienzos de los 80, cuando, por una exigencia académica, tuve que escribir sobre la enseñanza y me di cuenta de que apenas sabía nada con lo que responder dignamente al reto de un folio en blanco. La escritura me desveló, pues, la ignorancia en que vivía, y esa es una deuda que nunca daré por saldada del todo. Desde entonces vengo defendiendo la actividad de escribir, en mi caso sobre la propia profesión, aunque uno no tenga los dones necesarios para crear arte utilizando palabras. Hay que tratarlas con la mayor dignidad que se pueda, pero no dejarlas solamente en manos de los más capaces, sino utilizarlas para poner en orden lo que se sabe y para reconocer lo que se ignora. Con esa finalidad he publicado casi un centenar de artículos profesionales, algunos libros en colaboración y un par de ellos en solitario. Con el último, Enseñar, y pensar la profesión. Autobiografía de un docente pretendo rememorar ese viaje.

Miguel Esteban-- ¿Cuáles fueron sus primeros autores que le influyeron

José Maria Rozada--No hay autores de los que pueda decirme seguidor consciente. Las influencias son difusas. Cuando leo algo que me parece bien escrito vuelvo atrás y releo para disfrutarlo, pero para llegar a ser influido conscientemente tendría que haberme situado ante los autores que fuesen con actitud de estudio y voluntad de aprendizaje, y eso no ha ocurrido.
En mis tiempos del Departamento de Geografía (precisamente la cubierta de mi autobiografía la ocupa una foto tomada entonces) aprendí a admirar la buena escritura de los grandes geógrafos regionales españoles e hice lo posible por acercarme a su estilo, preciso y riguroso al tiempo que elegante, sugerente y cálido, pero luego, al escribir, la memoria no me alcanzaba para imitarlos, así que siempre he sido yo mismo con mis luces y mis sombras y, claro, todas las influencias no conscientes.

Miguel Esteban-- ¿Cómo definiría a sus novelas?

José Maria Rozada--Mis ensayos son predominantemente autobiográficos. Generalmente escribo de lo que pienso y hago. Este último libro es precisamente la encarnación de una idea (la pequeña pedagogía) en la vida de la que ha surgido y, viceversa, la narración de una vida profesional a la luz de dicha idea. Ni este ni otros trabajos míos son novelas sino peculiares ensayos, escritos desde esa tierra de nadie que media entre la universidad y la escuela.
Miguel Esteban-- ¿Cree que el escritor “evoluciona” en su escritura?

José Maria Rozada--Creo que sí. De hecho, cuando uno lee lo que ha escrito, a veces sin que pase mucho tiempo, es frecuente que se tire a sí mismo de las orejas. A mí me pasa.

Miguel Esteban-- ¿Cómo ha cambiado su lenguaje a lo largo de los años?

José Maria Rozada--Creo que cada vez me he atrevido más a intentar añadir calidez expresiva a la calidad académica.

Miguel Esteban-- ¿Cómo siente que un escrito está terminado y cómo lo corrige?

José Maria Rozada--Escribo con gran inseguridad, por lo tanto, corrijo constantemente. Luego se lo doy a leer a algunas personas de confianza. Son ellas las que suelen animarme a darlo por terminado. Yo creo que, salvo pequeños textos de menor importancia, no daría nunca nada por concluido.

Miguel Esteban-- ¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su novela?

José Maria Rozada--Con mi último trabajo he pretendido muchas cosas. En primer lugar, rescatar del olvido prematuro algunas ideas importantes para ser un docente capaz de enseñar, pero también de pensar (teorizar) sobre su profesión apropiándose de ella, entre otras cosas para no estar a merced de los burócratas y expertos que la colonizan y se la expropian a sus auténticos protagonistas, que son los docentes. Esto, que suena tan bien como la repetida cantinela de que hay que relacionar teoría y práctica, no es epistemológica, sociológica, histórica y psicológicamente algo que se haya venido haciendo.
Quiero también ayudar a quienes se acerquen a la profesión de enseñar a situarse ante ella de una manera que, básicamente, consiste en desarrollar con cierto rigor sus propias pedagogías biográficas e irrepetibles.
Pretendo, a su vez, ofrecerles un buen material a los estudiosos de la educación que prestan interés a las historias de vida que escriben los docentes.
También he querido reconocer a quienes forman parte, sobre todo si es para bien, de mi autobiografía profesional, de ahí que el libro concluya con un índice onomástico con medio millar de nombres, casi ninguno citado por razones o exigencias académicas.

Miguel Esteban--¿Qué lugar ocupan, para un escritor como usted, las lecturas en vivo?

José Maria Rozada--No tengo esa experiencia. Lo más parecido es lo que hacía con mis alumnos en clase o en los clubes de lectura. Bien hecho, me parece una actividad muy estimulante para el autor y los lectores. Sé que en algunas clases de distintas facultades se leen algunos textos míos como introducción a algún debate. De este último libro, sé que mi antigua alumna Carmen Álvarez Álvarez, hoy profesora en la Universidad de Cantabria, incluso antes de publicarse, ha leído en varios grupos del máster de secundaria que imparte la “Última tesela” del mismo. Me ha dicho que ha sido todo un éxito. Como comprenderá, se lo creo, pero no he tenido experiencia directa de ello.

Miguel Esteban-- ¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, blogs etc?

José Maria Rozada--No soy catastrofista, pero creo que hay que luchar, y la escuela es un buen lugar para hacerlo, para que las nuevas tecnologías compensen con sus posibilidades la amenaza que, por otra parte, suponen para la palabra escrita.

Miguel Esteban-- ¿Podría recomendarnos una novela de otro autor que le haya gustado mucho?

José Maria Rozada--Por lo dicho hasta aquí está claro que no soy una voz autorizada para recomendar un texto literario, pero, entre las autobiografías que he leído mientras escribía la mía, me conmovió profundamente Nada se opone a la noche, de Delphine de Vigan. Otra autobiografía excelente, esta vez más cercana porque se trata también de la vida de un docente, es la de Raimundo Cuesta, titulada Las lecciones de Tersites. Semblanzas de una vida y de una época (1956-2016). Las dos tienen pretensión y excelencia literaria.

Miguel Esteban-- ¿Qué libro está leyendo en la actualidad?

José Maria Rozada--Uno de fondo interesante, pero de forma un poco enrevesada: La deriva reaccionaria de la izquierda, de Félix Ovejero. Y anoche mismo leí un testimonio impresionante editado por mis amigos de Cambalache, colaboradores de trabajos relacionados con “La Memoria Histórica”, titulado mi infancia en el franquismo (Tiraña, Asturias, 1938), que reproduce el cuaderno manuscrito de Enesida García Suárez.

Miguel Esteban-- ¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este camino de la literatura?

José Maria Rozada--En la “literatura profesional”, le aconsejaría que la practicara con asiduidad. Que haga fichas de lecturas académicas acerca de lo que se escribe sobre su profesión, que escriba pequeñas reflexiones casi a diario, que guarde ordenadamente todo eso y que, al menos una vez al año, escriba algún texto más largo donde ponga en relación lo que ha leído, lo que piensa y siente como docente y ciudadano y lo que hace, tratando de relacionarlo con coherencia y honradez. Y que disfrute del camino que, como magistralmente nos enseñó D. Antonio, ha de hacerse al andar, y, como por su parte recomendara Cavafis, aprenda y disfrute del particular viaje a Ítaca en que ha de convertir su profesión.

Miguel Esteban-- ¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?

José Maria Rozada--Creo que con dificultades, aunque no he estudiado el asunto. Yo he tenido que autoeditar y casi con seguridad perderé algunos miles de euros. No me quejo porque no he trabajado pensando en el mercado, pero las empresas editoriales no pueden dejar de hacerlo, salvo en casos tan excepcionales como mis citados amigos alternativos de Cambalache.

Miguel Esteban-- ¿Cuál es la pregunta que le gustaría que le hubiera hecho y no se la he hecho?

José Maria Rozada--¿Por qué he puesto una coma en el título?
Para que el lector tropiece y no se equivoque leyendo “enseñar y pensar” como si de “coser y cantar” se tratara. Si al tropezar se cae de bruces sobre la segunda oración, mejor que mejor, porque pretendo llamar su atención sobre su importancia, dado el abismo que media entre un infinitivo y otro cuando de la profesión docente se trata. Para la inmensa mayoría de quienes nos hemos dedicado a enseñar, escuchar que, además de enseñar, alguien propone teorizar sobre la profesión, constituye una auténtica adversidad que provoca rechazo. En la página 192 de mi libro incluyo una genial viñeta del prestigioso pedagogo italiano Francesco Tonucci que ilustra perfectamente esta idea.



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